Un tal Lucas

He perdido el tiempo para ganar batallas. Y perdí batallas para recuperar el tiempo. He perdido el camino para ganar mi sendero. Y encontré un sendero que abre mil caminos. Perdí cierta ignorancia para ganar razones Y perdí razones para crear teorías. Perdí lo superficial para ganar agudeza. Perdí la preocupación para ganar ligereza. Así iluminé mis acciones y perdí las quejas. Afortunadamente perdí de niño la envidia, así gané paz y valía. He perdido soledades para ganar amigos. Perdí conocidos y gane testigos. Perdí la fortaleza para ganar templanza. Perdí la moral prestada para ganar franqueza. Por intuición perdí la rigidez de mente y gane un corazón flexible para siempre. He perdido dinero para ganar valor. Y perdí la codicia para ganar honor. He perdido sueños para ganar realidades. He perdido el ocio por habilidades. Perdí unos silencios y gané mis sonidos. Perdí todo miedo al tiempo acaecido. Ahora perderé la rima pero no la verdad ni la poesía. He perdido a mi

  Mi comunicación celestial se perdió con el ruido del espacio, la interferencia convierte en lengua muerta al instinto ancestral de las emociones divinas que me elevan.   Atrapado en el pálido punto azul, espero la noche para contemplar las luces fantasmas del tiempo atravesar la bóveda.   Sin ti estoy ciego en la densa gravedad de este mundo salvaje.   Sin la comunicación ancestral mi humanidad esta fuera de alcance.

  Mi mente se inquieta ante el silencio tenso del aire que infla repentinamente tu pecho.   El paisaje de tu forma se convierte en código secreto solo para mis manos.   Se vierte la miel de tus jadeos en el cuenco de mis oídos, el deseo es dulce, la piel es salada, como el mar, inverosímil de profundo, insuficiente ante la sed.   Trémulo y fantasmal, el abrazo de nuestros centros se vuelve eternidad.   Las ataduras de la mente se deshacen, las verdaderas alas del cuerpo se revelan ante lo puro.    Tus gemidos son el mantra que nos sincroniza en la danza de las almas,  en el goce de las almas templadas para el vuelo.    El tiempo se acelera hasta quedar inmóvil.   Un haz de luz se filtra desde el confín del universo y me atraviesa como un rayo, sorpresivo, inevitable. Como único destino tu abismo.   Las chispas se adentran alborotadas en tu caos perfecto, tus rincones inexplorados se llenan de la luz ancestral que vino de las estrellas.   El ojo de la cerradura atestigua sin mi

Dedicado a un Amor especial He viajado junto a la mujer que amo kilómetros de viento, toneladas de sol, senderos de silencio. He viajado junto a la mujer que amo hacia el aprendizaje más profundo. He viajado un pie delante del otro junto al sonido de sus pasos a mi lado. Un viaje que comenzó en mi mente desde que el día en que la vi, desde el día en que amanecieron trazos en forma de señal de que mi corazón ya no sería el mismo. A veces tranquilos a veces apurados nos empuja la causa y el efecto, inevitable como el destino del segundero, el amor marca nuestras horas. He viajado con la mujer que amo, para seguir viajando. He viajado 80 vidas en un mundo, para vivir 80 mundos en tu vida. https://www.facebook.com/80mundos

Que el pasado me perdone por las mentiras en mi aprendizaje. Que el presente me defina por las verdades que defiendo, por las que estoy dispuesto a morir. Que el futuro me recuerde por las verdades defendidas que fueron verdad al fin.

   Con su boca abierta y redonda como luna llena bebe de a sorbos incansables todo lo que se le ponga delante.   Como una bestia indefinida de las profundidades del mar su hambre jamas se sacia, su boca nunca se cierra.   En quietud de porcelana aguarda fría que sus fauces se llenen de alimento, se llenen de calor.

  Mis hijos, los hijos del mundo.   Los mundos del hijo del cual seré padre.   Los padres del mundo del cual serán hijos.   Mis hijas, las palabras, que dejan pronto el hogar sin aparente rumbo pero destino seguro.   Mis hijos, los hechos, que nunca me abandonan al igual que mi sombra mientras exista la luz.   Mis hijos: los padres del mundo que será.   Mis hijas las palabras, las hijas bastardas del tiempo.   Que dejan pronto el hogar sin aparente rumbo pero destino   seguro.

  Me retorcí como la voluntad de un resorte, caí casi sin pretextos.   Tu voz goteaba del teléfono y yo quizás te escuché...   La mermelada dijo mi nombre y de entre los hojaldres mis manos con vainilla se saborizaron...   Ahora comenzaba a entender; los granos de café en el piso, la melodía de pan, negras y semifusas, mi tobillo atrapado en la audacia de las sabanas, tus pestañas creando vida, el mito de Aquiles.   Y allí estabas una vez más desayunada por mi... con los aromas de la mañana.

  La naturaleza nos trasciende silenciosa, nos observa, quizás con los ojos del universo, con los átomos de las estrellas.   Un helecho secuestrado con picardía de una maceta ajena cruza mis destinos y se expande a los jardines del tiempo.   Lleno de vida secreta se escabulle entre el paso de mis años con la aparente quietud de la luna, con el sigilo del amanecer.  Sus hojas y brazos se estiran como prueba y legado, y su naturaleza me trasciende como el rastro brillante al caracol.   El sol le da origen a las sombras y sentido a los caminos.   El presente cual prisma, descompone esa luz del pasado en los colores del futuro.   Toda vida tiene una naturaleza que la trasciende.   Como el Jardín de mi Madre,   Como mis hijos.   Como mi esencia.

  Pienso en escribir y escribo.   Las cuerdas de la orquesta vibran como si la caricia premonitoria de la muerte fuese un dejo de compasión.   Pienso en escribir y escribo.   El pelaje se amansa solo porque yo lo pienso, y lo escribo.   Me caigo sobre el piano y las notas alborotadas me arrancan lágrimas, porque aun las dejo hacerlo.   Y aunque pienso en no volver a llorar no lo escribo.   La noche se añeja porque pienso en escribir, y escribo.   La muerte ahora presagia en un solo de violín mi inevitable partida.   Pienso en resistir y escribo; Que si resisto al escribir, pienso en escribir y escribo.   No es justa mi muerte. No lo acepto, y lo escribo.   Así que pienso vivir y lo escribo.   La madrugada me abraza y el resplandor tornasolado me declara vencedor.   Escribo que el canto de las aves me conmueve, que son las nueve, y ahora escribo que llueve.   Miro a mi alrededor, miro el techo, y escribo que describo las goteras que pronto inundaran la habitación.   Pienso en revivir,

     Todos los sistemas colapsados y el modulo cayendo a la tierra en llamas al igual que los recuerdos que me incendian la conciencia y la erosionan.   Inevitablemente caigo y el Gran Ojo aún permanece cerrado.   Pensar en vivir ya carece de sentido y pensar en la existencia de un sentido para la vida aún más.   Mi corazón quiere despojarse del pesado y doloroso ropaje de la carne.   Indefectiblemente caigo. El ardor, el odio y el amor se hacen uno.   Todo se me vuelve plano. Y de repente el Ojo se abre dejando caer la lagrima mas grande jamás vista para formar un océano en medio del desierto.   El modulo se hunde en el un segundo después.   Salgo a flote sin poder creerlo y el modulo dañado me cambia por las profundidades.   Mis brazos cansados no pueden mantenerme a flote, y el agua encuentra como cauce mi garganta.   Inevitablemente me ahogo y el Gran Ojo sólo mira.   El frío, la sal y el adiós se hacen uno.   Mi corazón quiere despojarse del pasado doloroso y el ro